El abuso sexual por Internet puede ser cualquier tipo de acoso, explotación o abuso sexual que se lleve a cabo por medio de una pantalla.
Las formas de abuso o acoso sexual por Internet incluyen:
- Enviarle a alguien cualquier tipo de comunicación no deseada sobre sexo o comentarios de odio debido a su sexo, identidad de género y/u orientación sexual.
- Pedirle a la pareja, amigos, conocidos o desconocidos fotos o videos de ellos desnudos, o que transmitan algún acto sexual en vivo.
- Hacer algún acto sexual a través de la cámara web sin el consentimiento de todos los involucrados o en un entorno inapropiado (como, por ejemplo, durante una clase o reunión de trabajo virtual).
- Compartir imágenes o videos privados sin el consentimiento de todas las personas involucradas (también conocido como “porno venganza” o pornografía no consensuada, lo cual, desde febrero de 2021, es un acto ilegal en 46 estados y en Washington, D.C.).
- Compartir pornografía en espacios donde no se tiene el consentimiento de todos para verla (por ejemplo, en espacios inapropiados como reuniones por Zoom, donde también se conoce como Zoombombing o sabotaje por Zoom).
- Captar (hacerle grooming) a menores de edad para facilitar su abuso sexual en Internet o en la vida real.
- A medida que la tecnología ha evolucionado para convertirse parte de nuestra vida cotidiana, también se ha ampliado nuestra conciencia de las maneras en que esta se puede usar para hacer bullying, amenazar y abusar a las personas. Tan solo en las últimas décadas, términos como “sextorsión”, “porno venganza” y “doxxing” se han incorporado en el vocabulario del público. Otros ejemplos de conductas abusivas por Internet incluyen la creación o publicación de material con abuso sexual de menores (a veces denominado “pornografía infantil”), acoso por Internet o publicación de fotos explícitas no deseadas.
Estos ejemplos representan solo una fracción de las maneras en que se pueden quebrantar los límites y el consentimiento por Internet. Algunos actos se identifican como delitos penales según la ley, mientras que otros son infracciones de las normativas que han establecido las plataformas en Internet (como Zoom o Instagram), y a su vez, aún quedan demasiados actos de violencia sexual en Internet que son normalizados o no se toman en serio.
A veces la violencia se inicia por Internet y luego se desarrolla en persona, mientras que, en otras instancias, la violencia se lleva a cabo únicamente por medio de pantallas. Aunque el abuso ocurre virtualmente, el impacto sobre la víctima, sus seres queridos y la comunidad puede ser igual de perjudicial que la violencia sexual que se comete en persona.
La realidad es que el abuso sexual por Internet está influenciado por las mismas actitudes y creencias que llevan al abuso sexual que se comete en persona. Estos factores de riesgo en común incluyen normas sociales que directa o indirectamente aprueban la violencia; ideas tradicionales perjudiciales sobre la masculinidad, así como actitudes que desvalorizan y degradan a la mujer, a las personas LGBTQ, personas de color, personas con discapacidades y otras comunidades marginadas. Un espacio seguro en Internet es aquel donde hay inclusión, donde a todos se les trata con respeto y dignidad.